1) Recortá tus uñas para que no se extiendan mas allá del borde del dedo. Siempre recordá cortar horizontalmente y lo más prolijo que puedas.

2) Para darles una linda forma, limalas en una sola dirección (si vas y venís con la lima podés causar quiebres), redondeando las puntas. Aplicá aceite para cutículas y suavemente empujalas hacia atrás con un palillo de naranjo, cuidando de no lastimarlas.

3) Por el uso constante de calzado y la misma transpiración del pie, podés tener los talones resecos y descamados. Para suavizarlos, lavalos con agua tibia y jabón líquido por unos minutos. Luego con una piedra pómez o un cepillo para pies raspa las asperezas [suavemente para no dañar la piel]

4) Ahora sumales color! Para potenciar la duración de tu esmalte y crear una superficie suave, primero dale a tus uñas una capa de calcio, neutra y luego aplicá dos capas del color que más te guste. Para ser más prolija, dividí tu uña a la mitad y pintá una a la vez. Finalizá con un top coat transparente.